Por P. Jesús Hernández, SDB
(DECOSAL - Santo Domingo) - Quisiera hacer mención de mi hermano Laureano, evocando la tierra que tanto amó y que abandonó el día 1º de mayo de 2011.
Lugar. Un trocito extremo de la provincia de Soria (España), colindante a la vez con Aragón, Navarra y La Rioja. A la distancia de pocos pasos se encuentran personas de cuatro provincias (tres de los antiguos reinos). Se pasa del área del Duero a la del Ebro, teniendo siempre a la vista el Moncayo (2.500 metros de altitud).
Tiempo. Colóquese usted para fijar la fecha de su niñez en la guerra civil española 1936-1939, cuando tuvo que cambiar de residencia , de Dévanos, sito en la orilla del río Añamaza, siempre en declive, con poquísimos lugares llanos, a Castilruiz (1000 metros de altitud), con llanura abundante, respaldada por el monte, abierto a los vientos y con un cielo azul intenso.
Modo de vida. Dos lugares reflejan dos formas de vida, muy diversas, debido también a la constitución de la familia Hernández Martínez.
De parte de padre (Amós). El es molinero con autonomía y creatividad en su trabajo, ordenado en torno al agua: en estanque propio, que mueve una turbina, la cual hace rodar la piedra del molino (tanto de piensos como de trigo) y produce electricidad para los alrededores. En Dévanos se cultivan árboles frutales, todos los productos de la huerta, flores y un sector dedicado a la vid y el olivar. Laureno siguió en parte la línea paterna.
Por parte de madre (Julia). Plena agricultura de cereales, en secano, con el ritmo rígido de las estaciones de cultivo: arar, desterronar, sembrar a voleo, escardar, segar, apilar los fajos, acarrear la mies, trillar, aventar, almacenar el trigo, la cebada, el centeno, los yeros, las lentejas, los garbanzos, etc. a temperaturas extremas, tanto en verano como en invierno, (las máximas de frío de toda España), reflejo del dicho bíblico “comerás el pan con el sudor de tu frente”. En Castilruiz se ha realizado el cambio mas insospechado de la vida rural: de la tracción animal al motor para cada una de las faenas: segadora, trilladora, cosechadora. todo lo cual queda facilitado por la concentración parcelaria. Consecuencia final de cincuenta años: la desaparición de las personas; no nacen niños, los adultos envejecen y muchos se trasladan a la ciudad.
Laureano, mi hermano, es el genuino trabajador del campo, amante de la agricultura, entregado en alma y cuerpo a su faena, mientras las fuerzas le favorecieron. Su vida cristiana, herencia preciosa de familia, era conocida en toda la rinconada. Los últimos años los pasó en Zaragoza, sometido a la tortura de la diálisis, atendido espléndidamente por la seguridad social. Víctima de un infarto nos dejó el 1º de mayo de 2011.
Es el primero de los ocho hermanos, cuatro de ellos entregados al servicio Cristo, que va a unirse con el padre Amós y la madre Julia. Por ese encuentro festivo he celebrado las treinta eucaristías del mes. Y juntos celebraremos eternamente las misericordias del Señor.
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