Por: Mario Odalis Mora
(DECOSAL - IATESA) - Cuando un joven tiene la dicha de encontrarse con personas de la talla de Don Bosco, no le queda mejor solución que dejarse llevar por la belleza y la fascinación que ejercen en su alma. "Ellos son los Salesianos".
Los salesianos tienen el don especial de fascinar a los jóvenes a través de la figura de Don Bosco; los cuales con su sentido de futuro, sus proyectos, su dinamismo comunicativo, sus bondades fuertes y realistas, sus corazones siempre abiertos, su respeto por los pequeños y por los sin voz, su manera de educar, su voluntad de compartir todo, el resplandor de su figura, de sus ojos, de su sonrisa...Todas estas cualidades crean en seguida una corriente de simpatía entre ellos y sus interlocutores.
"Como el Padre os ha amado, así os amo yo". Como Jesús os ha amado, yo -Don Bosco- he intentado amaros. Y la verdad es que Don Bosco se parece a Nuestro Señor”.
Los jóvenes que tenemos la oportunidad de conocer a los salesianos tenemos el sentimiento, frente a Don Bosco de que Dios no está lejano... Es lo que decía una chica hace poco tiempo ”Con Don Bosco, en las fiestas, he aprendido a vivir la alegría de la Eucaristía: la alegría de descubrir a Alguien”. También un grupo de jóvenes escribía” Don Bosco es la ruta que nos lleva a Jesucristo. ¿No es significativo constatar que este encuentro nos da los trazos principales de la figura de Don Bosco y de su fe radiante?
De manera explícita o implícita, los jóvenes que nos relacionamos con los salesianos afirmamos que Don Bosco es alguien distinto...es el” HOMBRE DE DIOS” en el sentido profundo de la expresión.
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