Mons. Ramón Benito De La Rosa Y Carpio
Cuando se compara nuestra época actual con la Era de Trujillo en el campo de la educación, se suele decir que en esa época había una buena educación en República Dominicana y se le atribuye a la dictadura. Verdad que había una buena educación, pero considero que es parcial y superficial aplicárselo a la dictadura.
En esa época había toda una pléyade de grandes maestros y maestras, con mística, con ilusión de educar, fruto de todo un grupo de educadores como Salomé Ureña de Henríquez, Eugenio María de Hostos, el padre Francisco Billini, que crearon la conciencia de que para que un país progrese y avance, es necesaria la educación, y en la época, en esa época, florece ese grupo de discípulos de estos hombres y mujeres en todo el territorio nacional.
La educación depende fundamentalmente de hombres y mujeres, de maestros y maestras enamorados de la educación, con mística de la educación, sea en tiempo de dictadura o en tiempo de la democracia, y no depende fundamentalmente de que se les presione o no se les presione, que se les pague más o se les pague menos.
Para que tengamos un pueblo que valga la pena, educado, necesitamos maestros con mística. ¡Felicitamos a los maestros, una vez más! y volvamos a reconocer que sin los maestros, los pueblos no avanzan, ni ayer, ni hoy, ni nunca, y animémonos los maestros a seguir educando con mística y con ilusión, sabiendo que es un país el que recibe el bien de lo que nosotros decimos y hacemos.
Hasta mañana, si Dios, usted y yo lo queremos.
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