Por Mario Odalis Mora
Imagínense una institución que se dedicara a socorrer a los que están desolados. Imagínense una institución que estuviera siempre dispuesta a consolar al deprimido, a dar una mano al que, habiendo caído, quiere levantarse, a orientar a las familias en crisis. Imagínense una institución que fuera el modelo a seguir de la defensa de los más débiles frente a la prepotencia de los poderosos. Imagínense una institución que fuera capaz, quizá la única en el mundo, de ejercer la moral humana.
Pues bien, si logran imaginarse una institución así, ¿les gustaría formar parte de ella, colaborar con ella, ayudarla a que pudiera llevar adelante su extraordinaria y heroica labor?
Pues bien, dejen de imaginar porque esa institución existe. Es la Iglesia católica. Es la Iglesia fundada por Cristo. Y pertenecer a ella, ayudarla con la oración, con los bienes y con la vida entera es lo mejor que nos puede haber pasado en la vida. Ser cristiano es formar parte de una familia que está al lado del que sufre, del inocente, frente a la siempre opresión del poderoso.
Y naturalmente, el que tiene la oportunidad de compartir el carisma de Don Bosco con los diversos grupos de la Familia Salesiana: SDB, Cooperadores, Adma, Damas Salesianas, Voluntarias de Don Bosco, Exalumnos, y por supuesto con las Hijas de María Auxiliadora donde de verdad se encuentra la fuerza y el amor de Cristo.
Ser cristiano es, simplemente, el mayor de todos los privilegio. Es lo máximo!
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