domingo, 4 de septiembre de 2011

¡Más allá de la pertenencia!



"Siento orgullo, soy la organización, no simplemente parte de ella, mi conexión es mayor que la exigida, mi energía crece con los retos, hasta siento pena por quienes ven el trabajo como carga u obligación, porque para mí esto es recreación y placer, así explico mi alto desempeño". Alcanzar este grado de adhesión emocional pasa por tres etapas: pertenencia, compromiso y "engagement".

Pertenecer es la gran base y se logra cuando la persona tiene un papel definido en el equipo y es apreciada por todos como miembro del mismo. El valor y alcances de sus funciones, el poder de acción, la participación y las relaciones son fluidas. Eso sí, basta con que un miembro se perciba excluido y pasará de estar alineado a alienado. Muchos problemas organizacionales nacen cuando "todos son iguales pero unos más iguales que otros", o sea, la aplicación de reglas es disímil pese a la promesa de igualdad o equidad. El déficit de sentido de pertenencia origina el rechazo de los excluidos hacia los que excluyen, el freno irracional a nuevas ideas y los síntomas de un mal ambiente laboral: rotación, relaciones afectadas, irrespeto, choques constantes entre individuos o subgrupos e inestabilidad en calidad de servicio y resultados.

La pertenencia es una necesidad humana, tanto a nivel formal como informal. En ocasiones alguien es aceptado en las reuniones de trabajo pero no invitado a las "celebraciones" después del horario laboral, lo que genera recelos, distancias emocionales y hasta resentimientos. En cambio, si las personas en verdad pertenecen al equipo, serán proactivas, discutirán ideas, evitarán la armonía cosmética, reducirán sus dudas mutuas y se comprometerán con las decisiones colectivas pese a desacuerdos. Creer en el rumbo, tener metas claras, saberse miembro legítimo y tolerar incluso diferencias de criterio respecto al camino decidido, son manifestaciones de la transición de la pertenencia al compromiso.

Finalmente, llega la etapa suprema: el  "engagement". Todavía se carece de una traducción precisa para este término, pero tiene  que ver con un estado anímico energizante, positivo, entusiasta y placentero de entregarse o "ligarse" al equipo. En este nivel, las personas normales hacen esfuerzos extraordinarios, la conexión mental y emocional es desbordante, ellas se sienten implicadas, se apropian de los objetivos, van más lejos de su deber, se sienten realizadas a plenitud, están absortas en lo que hacen, y exhiben un vigor a prueba de pereza o aburrimiento. Esta pasión (casi sana locura) o "amarre" les permite aprender, criticarse para mejorar, rendir al máximo, divertirse "trabajando" y dejar el "stress" para quienes apenas se sienten pertenecientes y algo comprometidos.

¿En cuál de los tres niveles está usted en su organización?     

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