jueves, 16 de junio de 2011

El detalle de los detalles


Ni siquiera la embarcación más poderosa podría sostenerse a flote con un agujero en su piso, por pequeño que fuera; tampoco la persona más dura de sentimientos se resiste a un minúsculo gesto de alguien que "le toca el alma". La excelente calidad de servicios de una organización se basa en su habilidad para seducir a sus clientes con detalles, esas brevísimas o sencillas acciones que se graban para siempre en la mente de otros.
Así como una relación se puede derrumbar por la torpeza en el manejo de los detalles, otras crecen infinitamente por la pasión de concentrarse en lo micro para llegar a concretar lo macro. Pensar en grande y actuar en pequeño marca la diferencia en la implementación exitosa de una visión. El enamoramiento o la desilusión también nacen en gestos que ocurren en instantes, pero que se suman para construir o aniquilar el interés por una persona o proyecto.
¿De qué vale una mente brillante en alguien que atropella relaciones? ¿De qué sirve un estratega excepcional en una empresa o equipo deportivo que no logra plasmar sus ideas en las conductas de sus miembros? La suma y combinación coherente de las "pequeñeces" conforman los logros más espectaculares; pero quien no piense en eso tendrá problemas gigantes para entender las razones de sus limitados resultados.
Si observamos los conflictos que impiden la fluidez de relaciones en una familia u organización, no es extraño que se deban a una sola actitud intransigente de alguien que no cede un ápice de su terquedad. Como dijo Claudiano: "¡Ay, cuántas grandes cosas se derrumban por motivos insignificantes!" En igual modo, son pequeños cambios de comportamiento los que flexibilizan tensiones y agilizan procesos hacia el alcance de los objetivos de un equipo.
Los detalles que conocemos de los demás son los que más valoramos de ellos. A veces juzgamos mal a otras personas debido a que no somos proactivos para comprender las vivencias que explican su buen, mal o cambiante estado de ánimo. Esa superficialidad conduce a relaciones efímeras, a sorpresas indeseadas y a  problemas reiterativos. En cambio, la intensidad en el conocimiento de los otros, lleva a la confianza, al continuo descubrimiento mutuo y a la prevención de desacuerdos improductivos en un equipo de trabajo.  
La pasión por alguien o algo, por la organización o un ideal, es la semilla de la minuciosidad en el pensamiento. Los sentimientos se expresan indirectamente, con detalles. Esto no se finge ni improvisa. La excusa de "no soy detallista" debe cambiarse por "no tengo suficiente interés".
La pasión por los detalles acarrea una especie de sana locura por lograr, crear, complacer y gozar el reto de sorprendernos entre y a nosotros mismos. ¿Verdad que usted también la posee?


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