domingo, 19 de junio de 2011

Mira a tu pueblo: como mandado a hacer desde el cielo

Hermana Glenda
Jorge Rosario

Dios miró su pueblo, y lo vio llenar a capacidad el Estadio Quisqueya como si fuera el ultimo juego de la serie final entre las Águilas y el Licey, pero esta vez el partido era diferente y todos los presentes apoyaron el mismo equipo.

Las estaciones católicas Radio ABC y Vida FM celebraron de una manera muy particular los 500 años de la diócesis de Santo Domingo y los 50 años de vida sacerdotal de Monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez.


La ayuda de Dios, la producción ejecutiva de Edgar Díaz, el arduo trabajo del personal de las estaciones antes mencionadas y del equipo que trabajó en el evento, el respaldo del público y el apoyo de más de 15 de las principales empresas e instituciones del país, hicieron posible que el público disfrutara de un concierto a la altura de las presentaciones de artistas internacionales.

A las cuatro de la tarde el público llegaba al Estadio Quisqueya, desafiando el mal tiempo que se vislumbraba, y pasadas las 5:30 de la tarde la lluvia inauguró formalmente el evento, pero fue solo la bendición oficial pues veinte después la llave de paso del cielo había sido cerrada para que el pueblo de Dios pudiera disfrutar de uno de los mayores conciertos cristianos de este año, con la principal exponente del canto cristiano católico a nivel de Latinoamérica y el ministerio de mayor trascendencia del país dentro de esa comunidad religiosa.

Quince minutos pasaban de las siete de la noche cuando el público gritaba al ver salir a escena los músicos y vocalistas de Alfareros, quienes vestidos de blanco iniciaban la velada con parte de sus mejores éxitos, que fueron coreados y hasta bailados por el publico. “El poder de Dios, “No hay amor tan necesario”, “Ella y yo”, “Bipeame , Señor”, “Que lindo es cantarle al Señor”, “Mira lo que hizo en mi”, “Qué no harán conmigo”, “I love Jesús”, “La lirica”, además de nuevas versiones realizadas a los temas “Te pido” y “La relación”.

Media hora después, en medio de los aplausos y gritos del publico, Alfareros termina su primera participación para darle paso a los conductores del evento quienes son dos de los talentos de Vida FM y Radio ABC. Estos agradecieron la asistencia, hicieron mención de los invitados especiales, agradecieron el apoyo de los patrocinadores y llamaron a escena a Monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, quien ofreció unas breves palabras de bienvenida y agradecimiento, para luego dar paso a la participación de La Hermana Glenda.

Después de proyectarse un video de las producciones y la labor social de La Hermana Glenda, esta sale a escena acompañada del aplauso de todo el publico.

Luego de agradecer la invitación y antes de entonar la primera canción aclaró a son de broma “no he venido a entretener a nadie. Quien quiera entretenerse que vaya a ver a Shakira. He venido a compartir el pan de la Palabra de Dios. Asi como un mendigo cuando encuentra pan va a donde otro a decirle que ahí hay pan, así esta mendiga va a enseñarles donde encontré pan”.

Posteriormente expresó que se iría feliz si por lo menos a una persona le llegara uno de los mensajes de sus canciones.

La primera parte de su recital inició con su tema “El Señor es mi Pastor”, el cual da el nombre a su más reciente disco basado en los salmos de la Biblia, y el que además anteriormente había dedicado al pueblo dominicano.

En esa parte en la que primaron temas de su esa producción tales como “Tú me conoces”, “mi guardián no duerme” y “una cosa importante”, abundaron anécdotas y chistes como las cinco cualidades de Cleopatra, y reflexiones bíblicas como cuando el barco se hundía mientras Jesús dormía, la salida de Egipto de los israelitas, y Marta y María, que hicieron más enriquecedor el encuentro de La Hermana Glenda con los dominicanos.

Luego de una hora de meditación, risas, y hasta lágrimas, el público volvió a bailar y saltar con la música de Alfareros, quienes abrieron su segunda participación con su momento más emotivo.

“El pueblo que te ama”, tema que Alfareros grabó junto a 25 ministerios católicos del país, fue interpretado junto a un coro de más de 30 niños vestidos de blanco y con banderas dominicanos en las manos, algo que fue aplaudido y cantado por todo el público asistente.

Posteriormente los fieles que se dieron cita al Estadio Quisqueya mantuvieron el ánimo en alto al bailar tres de los temas más populares de Alfareros: “La cotorrita”, “El luchador”, y “Levántate”. Con este último tema agradecieron a los organizadores la invitación y se despidieron del público que disfrutó de principio a fin su presentación.

Algunos minutos más tarde La Hermana Glenda tuvo la responsabilidad de cerrar el evento al interpretar canciones de su nueva producción y de sus temas más conocidos.

Diversas emociones se vivieron en esta última parte de su presentación, en la que dio una enseñanza sobre aquello de que “un texto sin un contexto es el mejor pretexto para no entender el texto”. Así mismo, entre otras cosas, contó su testimonio de cómo, por obedecer a su madre, quien estuvo presente en el concierto, se salvó del maremoto que afectó a Chile el año pasado.

La parte más emotiva de la noche, en cuanto su participación, se vivió al interpretar los últimos temas de la velada. Cantó “Te amaré”, a la vez que llamó a tomarse de las manos para renovar las promesas que le hemos hecho a Dios. Mientras que resaltó la figura de la madre de Jesús en “Alégrate María”, e hizo alusión a las veces que el ser humano le falla a Dios al cantar “Tú mi alfarero”.

Además pidió que cada uno pusiera su mano en el hombro de quien le quede al lado al cantar “Pidan y se les dará”, y todos sintieron emociones diversas al interpretar “Si conocieras cuanto te amo”, y “Nada es imposible para ti”.

Esta última canción puso final a la presentación, la cual terminó formalmente con un espectáculo de fuegos artificiales y la firma de autógrafos de parte de La Hermana Glenda a quienes compraron alguno de sus discos esa noche.

Esto junto a rostros felices y satisfechos que se marchaban a sus casas dando a demostrar que habían pasado una noche más que feliz.

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