viernes, 1 de abril de 2011

¿Brincar o saltar?

"Al que no cambia, lo cambia el cambio," "lo único permanente es el cambio." ¿Cuántas frases como estas conoce usted? Las advertencias sobre el costo de no cambiar son abundantes, el problema es que a veces creemos estar saltando hacia adelante cuando en realidad solo estamos brincando en el mismo lugar.
Al mirar desde lejos un equipo podríamos interpretar que los miembros de un equipo son dinámicos, trabajadores y hasta efectivos en lograr resultados. Pero desde cerca podríamos percatarnos de que, en realidad, están logrando lo mismo de siempre, repitiendo las mismas prácticas, caminando sobre terrenos conocidos y restringiéndose a lo que ya saben hacer. ¡Están brincando! Prefieren reincidir que transformar, replicar que innovar y aferrarse a lo certero antes que asomarse por la ventana de la incertidumbre.
Su activismo les hace pensar que avanzan pero están frenados en un círculo vicioso en el que prefieren cometer los mismos errores que experimentar otros nuevos y más entretenidos. En equipos que "brincan" el miedo al cambio pesa más que la confianza en sus talentos y la repetición rutinaria prevalece sobre la renovación.
En contraposición, los equipos que "saltan" saben que no se debe confundir tener varios años de experiencia con uno repetido varias veces. Son autocríticos y presienten cuando empiezan a dejarse atrapar por creencias limitantes de su imaginación y creatividad.  Pese a disfrutar sensaciones de bienestar, son atentos para no confundirlas con un riesgoso conformismo o estancamiento.
Saltar es sinónimo de avance, progreso y de un creciente alto desempeño. Eso se logra si las relaciones enfermizas dan paso a las constructivas, la preocupación a la ocupación y las suposiciones a la estricta medición para verificar que el desarrollo es real y no un discurso. "La añoranza es una sensación persistente y pesada de desear algo que no se comprende exactamente o que se ha considerado imposible de obtener. Si se piensa que todavía hay una posibilidad de alcanzarlo, la añoranza se tiñe de esperanza," afirma G. Hendricks. Los equipos que "brincan" se quedan en la añoranza y los que "saltan" se aferran a la esperanza.
En muchas organizaciones pareciera existir un pulso entre personas quejumbrosas, negativas y complicadas y otras que son constructivas, productivas y positivas. Incluso, a veces surge un tercer tipo de personas que exhiben conductas "camaleónicas" pues abogan por el cambio pero no les vemos avanzar; pregonan que los demás deben transformarse pero ellas mismas, desde sus posiciones de poder, lo impiden.
¿Usted, brinca o salta? ¿Cómo cree que le perciben en su equipo? ¿Qué sucedería si todos  los miembros del mismo le imitaran?
German.retana@incae.edu

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