sábado, 16 de abril de 2011

Construyendo un equipo-familia

Obviamente no es lo mismo ser parte de un "rejuntado" de personas, de un grupo, de un equipo; o bien, llegar más allá hasta alcanzar el rango de alto desempeño o de "familia."  ¿Cuáles son las etapas por las que se transita hacia la constitución de un "equipo-familia"?

Se inicia con un "rejuntado" de individuos que apenas comparten un lugar de trabajo, el sentido de pertenencia es tenue y se basa en lo que cada cual desea obtener para sí mismo. No hay compromisos mutuos ni metas compartidas. Ellos tan solo se conocen, aportan lo básico e interactúan según las necesidades que procuran satisfacer.

La frecuente interacción y la conciencia de la interdependencia para lograr la satisfacción de los propósitos individuales conllevan a establecer algunas normas básicas de relación que han de ser respetadas por todos. La proactividad para establecer metas comunes comienza a manifestarse y así surge el "grupo." No obstante, el nivel de exigencia es frágil y faltar a  los compromisos no significa gran cosa, pues lo importante es la pertenencia por sí misma y la satisfacción de necesidades propias.

La presencia de algunos miembros con cualidades de liderazgo permite que la cohesión alrededor de ideales aumente, que los objetivos pasen a ocupar un lugar central, y que las normas se constituyan en valores que rigen las conductas. Aquí nace un "equipo." El orgullo de ser militante aumenta, se percibe una identidad que aglutina y un compromiso con procurar lo mejor para todos. Las metas están presentes y cada miembro tiene una función valorada por los demás. La unión es apreciada y existe una organización con claridad de roles  y con rendición de cuentas. ¡Todo por el equipo!, dicen sus miembros.

Luego viene la fase desafiante, la reservada para unos pocos: "equipo de alto rendimiento." Los valores y estrictos códigos de comportamiento siguen vigentes, pero ahora se procura que los resultados sean extraordinarios, crecientes y sostenibles. Estos requisitos aplican también a la calidad de relaciones, el profesionalismo y el desempeño individual. La exigencia es suprema pero el disfrute de la pertenencia también. El equipo constituye una élite, a la que solo llegan los que hacen extraordinario lo ordinario.

Finalmente, la cohesión es tan fuerte que surge la "familia." La solidaridad es absoluta entre los miembros del equipo, y todos cuentan con todos en un ambiente de hermandad a prueba de divisiones. Para un externo, buscarse problemas con uno de sus miembros equivale a hacerlo con toda la "familia." El conocimiento mutuo es profundo y el complemento de cualidades permite niveles de rendimiento en extremo superiores.

¿En qué etapa ubica a su equipo y cómo está contribuyendo usted para que evolucione a la siguiente, (o está retrocediendo)?    

German.retana@incae.edu

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